
Las hormonas son las grandes directoras de orquesta de nuestro organismo. Como cuento en mi libro “Toma el control de tus hormonas”, estas mensajeras químicas regulan procesos fundamentales como el metabolismo, el estado de ánimo, el sueño, la energía y la fertilidad. Cuando están en equilibrio, nos sentimos fuertes, con vitalidad y claridad mental. Pero cuando se desajustan, aparecen síntomas como fatiga, ansiedad, insomnio, aumento de peso y alteraciones en el ciclo menstrual.
Para la salud femenina, las hormonas clave incluyen estrógenos, progesterona, cortisol y hormonas tiroideas. Cada una cumple un papel fundamental y su desbalance puede generar distintos síntomas y afecciones. Veamos qué puede pasar:
Principales Desajustes Hormonales en Mujeres
Estrógenos y Progesterona
Estas hormonas trabajan en conjunto para regular el ciclo menstrual, la fertilidad y el bienestar general. Esta pareja de baile tiene que ir muy acompasada. Cuando hay un desequilibrio, pueden aparecer:
- Dominancia de estrógenos (exceso de estrógenos en relación con la progesterona):
- Síndrome premenstrual severo (hinchazón, irritabilidad, migrañas).
- Sangrados abundantes y/o dolorosos
- Retención de líquidos y aumento de peso.
- Endometriosis, adenomiosis, quistes, miomas…
- Dolores de cabeza
- Mamas fibroquísticas
- Insuficiencia de progesterona:
- Ansiedad, irritabilidad y problemas de sueño.
- Ciclos irregulares o sangrados abundantes.
- Manchados antes de la regla
- Dificultad para quedarte embarazada o abortos espontáneos.
Cortisol: La hormona del estrés
Una dosis de estrés puntual es llevable para nuestro organismo. De hecho, el cortisol, tan demonizado hoy en día, es maravilloso y nos salva la vida en la dosis correcta. El problema viene cuando el estrés es constante y el cortisol se mantiene elevado, generando:
- Fatiga extrema y agotamiento.
- Insomnio y despertares nocturnos.
- Aumento de peso, especialmente en la zona abdominal.
- Alteraciones en la regulación del azúcar en sangre.
- Impacto en la producción de estrógenos y progesterona.
Tiroides: Nuestra fábrica de energía celular
La tiroides regula la energía, el peso y la temperatura corporal. Sus disfunciones incluyen:
- Hipotiroidismo: Fatiga, piel seca, pérdida de cabello, aumento de peso y sensibilidad al frío.
- Hipertiroidismo: Nerviosismo, sudoración excesiva, pérdida de peso y taquicardia.
Ambas condiciones pueden afectar la regularidad del ciclo menstrual y la fertilidad. También podemos encontrar anticuerpos que atacan a nuestra glándula tiroidea. Tenemos qué pensar en este caso qué puede estar “enfadando tanto” a nuestro sistema defensor para que ataque.
Factores que Afectan el Equilibrio Hormonal
El sistema hormonal es sensible a múltiples factores del estilo de vida. Algunos de los principales disruptores incluyen:
- Estrés crónico: Eleva el cortisol, bloqueando la producción de progesterona y alterando los estrógenos.
- Mala alimentación: Azúcares refinados, procesados y grasas trans, exceso de comidas, alcohol… generan inflamación y resistencia a la insulina, afectando el equilibrio hormonal.
- Sedentarismo: Reduce la sensibilidad a la insulina, promueve el estrés oxidativo y afecta la producción hormonal.
- Toxinas ambientales: Disruptores endocrinos como bisfenol A, ftalatos y pesticidas alteran la producción de estrógenos.
- Falta de sueño: Dormir menos de siete u ocho horas afecta la regulación del cortisol, la insulina y la melatonina, impactando el ciclo menstrual y el metabolismo.
Estrategias para Restaurar el Equilibrio Hormonal
Pequeños cambios en el estilo de vida pueden marcar una gran diferencia en la salud hormonal. Algunas estrategias clave incluyen:
- Nutrición: Priorizar grasas saludables como aguacate, frutos secos y aceite de oliva, junto con proteínas de calidad y vegetales de hoja verde. Además las crucíferas tienen unos compuestos que nos pueden ayudar a detoxificar mejor los estrógenos. Además una buena salud digestiva va a ser clave para que funcione todo nuestro sistema hormonal correctamente.
- Ejercicio: Combinar entrenamiento de fuerza, ejercicios aeróbicos y prácticas como yoga o pilates.
- Sueño reparador: Dormir entre siete y ocho horas por noche, evitando pantallas antes de acostarse. Si el sueño no es de calidad habrá que intentar mejorarlo con hábitos y/o suplementación porque puede afectar mucho a la regulación hormonal.
- Gestión del estrés: Ya hemos visto lo que impacta un nivel de estrés elevado. Practicar meditación, respiración consciente y pasar más tiempo en la naturaleza pueden ayudar. Además, consultar con un profesional que nos acompañe puede ser clave para conseguir buenos resultados. A veces es difícil gestionarlo sola.